
Noches sobre la arena.
Entre brisas que vienen con sal
y se van con dulces acordes de guitarra.
Hace envolvernos suavemente
como si una niebla invisible
se esparciera como libertad en el sueño
e independencia a todos nuestros sentidos.
Sensaciones estrechadas,
recuerdos de ciudad
se alargan en una memoria
que lentamente desaparece.
Despacio se olvida.
Y ahora damos importancia al momento.
A esas noches en madrugada
donde la luna tan sólo es cómplice.
Vigilante,guardiana de plata gabardina..
Y el mar escarlata nos sumerge
en la bebible magia de su sonido.
Caemos,caemos
a la profundidad de un insomnio
como sombras quemando aires marinos
ante una lucha de alientos,
tumbados siendo hogueras por dentro,
y fogosidad nocturna por fuera.
Confundida
La sinfonía de un oleaje
con la de un palpito
junto a los inconfundibles
deseos dibujados en la retina,
balbuceos jadeantes,
y un…grito
da el fin...
después
concedemos un minuto a
un suspiro
que ensombrece
las sombras del mar escarlata,
su sonido,el cielo,la luna
y nuestras malditas conciencias…
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